A la hora de reemplazar los amortiguadores desgastados por el paso del tiempo o el uso, podemos determinar cuando cambiarlos, sabiendo que la vida útil manteniendo su eficacia al 100%,  es de aproximadamente 50.000 kilómetros, en adelante van mermando sus propiedades. Normalmente, no tenemos percepción de esta merma puesto que el van estropeando progresivamente. Es al hacer el cambio cuando todos los conductores se dan cuenta y destacan que una vez reemplazados por unos nuevos sí que notan la mejoría en el comportamiento de rodadura y el confort de la conducción.

Lo ideal sería cambiar los amortiguadores cada 50.000 kilómetros, o guiarse por las pautas que indica el fabricante del coche.

Es importante saber que cuando sustituimos los amortiguadores del coche, se debe garantizar el equilibrio de forma que no pueda afectar negativamente a la estabilidad del automóvil y eso se consigue cambiando los dos del mismo eje al mismo tiempo, es decir, realizar el cambio por parejas delante o detrás.

Para identificar un posible fallo en el sistema de frenos del coche, lo primero que deberemos observar es si  hay alguna luz de avería en nuestro cuadro de mandos, que nos lo esté indicando, por ejemplo:

Testigo luminoso de freno de mano
Testigo luminoso de sistema de frenos
Testigo luminoso ESP o control de estabilidad
Testigo luminoso ABS

Pese a que sea posible continuar la marcha, si hay algún o algunas advertencias iluminadas en el tablero de mandos, es recomendable traer el coche al taller para la inspección del sistema de frenado, dónde sabremos a través de una diagnosis electrónica con nuestro software, identificar dónde se encuentra el problema realmente y optar por la mejor solución para subsanarlo. Nuestros equipos de diagnosis electrónica hacen posible detectar dónde se encuentra realmente el fallo, sin ellos tan solo tendríamos conocimiento de que algo no está funcionando como debe revisando todo el sistema. Ésta y otras tecnologías, son varios de los motivos por los cuales nuestro taller goza de los precios tán competitivos para nuestros clientes, al reducir los tiempos de actuación y costes.
En caso de no encenderse ningún testigo, también podemos notar síntomas que nos dirían que tenemos una posible avería en el sistema de frenos, cuando notemos deficiencias durante la frenada, como:

Notar elasticidad al pisar el pedal de freno.
La sensación de ligeros bloqueos.
Tener necesidad de accionar el pedal de freno en repetidas veces para lograr presión.
Notar que el pedal tiene un recorrido excesivo.
Sentir que la frenada es irregular en cada una de las ruedas.
Oir ruidos metálicos o chirridos al frenar.